La discapacidad auditiva o hipoacusia se presenta en aproximadamente un 2% de los niños a nivel mundial. La mayoría de estos problemas se presentan cuando el niño es recién nacido y sus causas son diversas, aunque en un 60% tienen un origen de tipo genético.
Hay otras causas asociadas a la hipoacusia, como complicaciones en el parto, infecciones por citomegalovirus o meningitis y exposición a ruidos muy fuertes, entre otros. Los padres deben estar atentos a fin de detectar un posible problema auditivo en los menores.
Algunos de los síntomas que deben activar las alertas es que el recién nacido no reaccione ante ruidos fuertes o luego de unos 3 meses, no reconozca la voz de sus padres. En estos casos, lo más conveniente es llevar al bebé al pediatra a fin de que haga una evaluación.
Si se considera que el niño podría tener algún tipo de hipoacusia, será referido a un audiológo a fin de que se hagan las pruebas de audición necesarias. Las mismas son conocidas como audiometrías y ayudarán a determinar el problema auditivo en el bebé.
¿Qué es una audiometría infantil?
Este es un examen que se realiza para evaluar la capacidad que tiene un niño de escuchar distintos sonidos. De esta forma, es posible determinar si el problema auditivo se presenta solo en uno o ambos oídos así como el grado y tipo de pérdida auditiva que puede estar presentando el menor.
Las audiometrías son realizadas por audiológos, profesionales que se especializan en el diagnóstico y tratamiento de discapacidades auditivas. Los que trabajan con niños cuentan con una formación especial, a fin de lograr una respuesta adecuada en los menores.
A los bebés se les debe realizar una prueba de audición antes del mes de nacido, a fin de comprobar si presentan algún problema auditivo. Si no pasa esta prueba, se debe hacer una audiometría antes de los 3 meses de edad.
Algunas discapacidades auditivas se pueden manifestar en niños de más edad, por lo que los padres deben estar atentos a las señales de advertencia. En caso de notar que el infante no reacciona a los estímulos auditivos adecuadamente, se debe hacer una audiometría infantil completa.
Si se detecta algún nivel de hipoacusia en el niño, será necesaria la utilización de audífonos u otros dispositivos que mejoren su audición. En Audicost podrás encontrar los mejores especialistas así como soluciones adaptadas a las necesidades del menor.
Tipos de audiometrías infantiles
Al momento de hacer la evaluación auditiva de un niño, el audiológo puede utilizar diversas técnicas disponibles. Las mismas pueden ser de tipo conductual y otras se consideran fisiológicas, correspondiendo a mediciones de la función auditiva.
Pruebas objetivas o fisiológicas
En este caso se utilizan distintos equipos que son capaces de medir cómo responde el oído a diferentes estímulos auditivos. Se aplican preferentemente en niños muy pequeños que no responden a pruebas conductuales, aunque también se pueden utilizar con menores de cualquier edad.
Hay diversas pruebas fisiológicas que miden el comportamiento de distintas partes del oído y otras partes implicadas en la audición. Las más frecuentes son las siguientes:
1. Respuesta auditiva evocada del tronco encefálico (PEATC): para esta prueba se colocan auriculares muy pequeños en el canal auditivo y electrodos detrás de la cabeza y frente. Posteriormente se emiten sonidos, a fin de medir la respuesta del nervio auditivo que va a un ordenador para analizarla. Durante esta prueba el bebé puede estar dormido o los más mayores colocarse en un ambiente silencioso.
2. Prueba de emisiones otacústicas (EOA): se coloca una sonda en el canal auditivo, se envían sonidos tipo pulso y se mide la respuesta. Esto permite evaluar la función de las células sensoriales ciliadas externas al oído interno. La grabación es analizada por un ordenador a fin de determinar la función de estas células. El menor puede estar dormido o debe permanecer quieto y callado durante la prueba.
3. Timpanometría: este es un procedimiento que se realiza con el objeto de comprobar si el tímpano se mueve adecuadamente al recibir un sonido. Se hace introduciendo un sonido muy suave así como aire a presión dentro del canal auditivo. Puede realizarse en niños de distintas edades y pueden estar dormidos o despiertos.
4. Reflejo acústico o reflejo muscular del oído medio: en esta prueba se hace una evaluación de la respuesta del oído medio a los sonidos fuertes. Se introduce una sonda y se mide la respuesta o reflejo del músculo de oído medio. Toma aproximadamente un minuto realizarla y el niño puede estar dormido.
Pruebas subjetivas o conductuales
Este tipo de pruebas se realiza en niños que están en capacidad de mostrar una respuesta a los sonidos. Por ejemplo, moviendo la cabeza o haciendo algún gesto indicando que es capaz de percibir el sonido.
1. Audiometría de Observación Conductual (AOC): esta prueba se realiza en bebés que aún no se dan totalmente vuelta con relación a los sonidos. Por tanto, solo se observa su respuesta general a los estímulos auditivos.
2. Audiometría de Refuerzo Visual (AVR): es adecuada para niños que ya se pueden voltear o hacer gestos, como levantar la mano, al percibir un sonido. Generalmente se realiza como un juego en que se combinan las imágenes con los sonidos.
3. Audiometría de Juego Condicionado (AJC): este tipo de pruebas se realiza con niños mayores y se trata de realizar juegos a fin de ver cómo responden a distintos estímulos auditivos.
¿Qué se debe tomar en cuenta al momento de realizar una audiometría infantil?
Al realizar una prueba de audición en niños, se debe tomar en cuenta que generalmente son inquietos y se pueden enfadar fácilmente si se sienten molestos. Con las pruebas objetivas no hay muchos inconvenientes, debido a que el niño puede estar dormido o, en caso de ser necesario, sedado.
Para las pruebas conductuales, el audiológo debe estar en capacidad de conectar con el infante a fin de tranquilizarlo y hacerlo participar en los juegos. Los padres tienen un papel fundamental, ya que pueden ayudar a que el niño responda mejor y se sienta más seguro en el entorno de la prueba.
Es conveniente que el audiológo cuente con un audiológo auxiliar que lo ayude en la realización de la prueba y que la cabina sea amplia. El auxiliar contribuye a evitar elementos distractores así como a manejar al niño, mientras que el audiológo debe concentrarse en las respuestas del menor a fin de hacer una adecuada evaluación.
La intención es ganar la atención del niño, que se sienta cómodo y utilizar juegos que no produzcan ruidos, para no interferir con la prueba. De esta forma, se podrá hacer una evaluación completa de la audición del infante.