La educación emocional es el desarrollo educativo que permite a las personas poder gestionar sus emociones adecuadamente y aceptarlas con naturalidad. Es algo que puede costar en gran medida en la edad adulta si no se cuenta con buenas bases al respecto, por lo que fomentarlas desde la infancia se hace capital. Con ello, los niños se convertirán en personas empáticas, con habilidades para manejar sus sentimientos, buena comunicación y sociabilidad.
La pedagoga y experta en inteligencia emocional Mar Romera es un referente en este ámbito, y de su trabajo podemos aprender las claves para una próspera educación emocional.
¿Quién es Mar Romera?
Mar Romera es licenciada en pedagogía y en psicopedagogía, una mujer con una gran vocación en la enseñanza que se ha convertido en maestra de maestros con el paso de los años. Se ha especializado en el interesante ámbito de la inteligencia emocional y ha escrito varios libros en los que comparte sus amplios conocimientos. En ellos desarrolla sus conclusiones sobre el entorno escolar, la infancia y los métodos de aprendizaje.
Con todo este bagaje a sus espaldas, Romera se ha convertido en un referente para el ámbito de la docencia en nuestro país, en cuestiones siempre relacionadas con la inteligencia emocional. Este aspecto de la infancia es fundamental para el correcto desarrollo, para potenciar las habilidades personales y absorber los conocimientos de la manera más provechosa. Actualmente, colabora con diferentes Comunidades Autónomas en la formación permanente de los docentes.
Su labor incluye la implementación de programas de innovación en diferentes centros de enseñanza en todo el territorio nacional, ejerciendo asesoría pedagógica y ayudando a las instituciones a actualizar sus planteamientos docentes.
Además, Mar Romera también es Presidenta de la Asociación Pedagógica Francesco Tonucci y autora del modelo pedagógico «Educar con tres Cs: Capacidades, Competencias y Corazón».
¿Qué dice Mar Romera sobre las emociones?
Las emociones forman parte del ser humano y nos van a acompañar a lo largo de toda la vida. Teniendo conciencia de esto, la experta Mar Romero apuesta por reconocerlas todas desde la infancia para que los más pequeños aprendan a convivir con ellas con naturalidad. No cree en las emociones negativas ni positivas, pues afirma que todo el abanico con el que contamos desde que nacemos es imprescindible, está ahí y no hay que mirar para otro lado.
En una de sus ponencias, la pedagoga experta en inteligencia emocional pone un granito de arena de su propia experiencia personal y que afirma que “Si yo quisiera felicidad, yo querría evitar todas las emociones de mis hijas y no es real, porque si mis hijas no sienten la totalidad de las emociones no tendrán una vida plena.” Evidencia esta postura acotando que “Si mi hija, después de perder a un ser querido, no siente tristeza, mi hija es psicópata. Por eso no puedo meterlas en una lata ni sobre protegerlas.”
Cuando habla de convivir y entender todas las emociones, la experta alude a las 10 emociones básicas que clasifica de la siguiente manera:
- 1 El miedo. Una forma natural de protección y un sistema de alerta imprescindible para actuar con precaución ante un posible peligro.
- 2 La rabia. Una emoción frecuente cuando las cosas no salen como se espera y que hay que enseñar a manejar desde la infancia.
- 3 La sorpresa. Una emoción que fomenta la curiosidad y el entusiasmo, que hay que tratar de conservar con el paso de los años en lugar de eliminar en el proceso de educación.
- 4 La culpa. La culpa puede ser constructiva desde el punto de vista del aprendizaje y la superación.
- 5 La tristeza. La tristeza permite resetear por completo el cerebro y en fundamental en determinados momentos.
- 6 El asco. Imprescindible para saber rechazar lo que puede ser negativo o tóxico.
- 7 La curiosidad. El motor para seguir aprendiendo y para que los niños tengan el deseo de adquirir nuevos conocimientos.
- 8 La admiración. Fundamental para comprender que los hijos aprenden de sus referentes por quién son y lo que hacen, no lo que dicen o enseñan.
- 9 La seguridad. Una herramienta para introducirse en los riesgos desde una forma controlada y equilibrada.
- 10 La alegría. Una excelente forma de disfrutar y celebrar los logros que se obtienen.
¿Cómo fomentar la educación emocional desde casa?
Hay algunas técnicas para fomentar una buena educación emocional, pues la influencia de la familia es crucial en el proceso de madurez y aprendizaje de los hijos. A continuación, exponemos algunas de ellas.
Reconocer las emociones
A colación de lo mencionado anteriormente, es importante reconocer las emociones de los hijos desde casa. Cuando lloran, se frustran, tienen miedo o se enfadan, hay que llamar a cada sentimiento por su nombre y ayudar a enseñar cómo manejarlo. No se debe caer en actuar como si las emociones de los pequeños no fueran reales porque “solo son niños”.
Emplear la empatía
La empatía es fundamental para comprender y hacerse cómplice de los hijos, pero también para enseñar de un modo práctico lo valioso que es ponerse en el lugar de otra persona para entenderla mejor y comunicarse correctamente.
Tratar con respeto
El respeto es algo que se puede explicar, pero que siempre funcionará mejor si se aplica. Tratar a los hijos con respeto los acostumbrará a actuar con los demás de igual manera y a mantener la armonía en sus relaciones personales presentes y futuras.
Comunicar y expresar
La vía del diálogo será más efectiva a largo plazo que la del castigo directo o la del autoritarismo. Pararse a explicar las cosas y hacer que los hijos comprendan la responsabilidad de sus actos será una herramienta excelente para su desarrollo emocional y personal. Esto también es aplicable a otros ámbitos, pues la comunicación también mejora las relaciones familiares y las habilidades sociales.